Ícaro se encontraba paseando por el mundo en forma de ángel.
(Después de el ranazo que se dió, claro que muerto quedó)
Al final de cuentas sí se le concedió tener alas y en forma de espíritu vuela y toca el sol como en sus sueños terrestres.
(Ya que cualquier oración, es concedida por el patrón, ya sea en esta vida o en otra, pero cada una es respondida).
Paseando por las galerías de arte, observó y se maravilló de cuanto alcanzaba su vista apreciar. Viajó visitando cada uno de los edificios construidos por la humanidad, entendió cada una de las estructuras, de las formas, de las composiciones.
También tuvo tiempo de husmear sobre los hombros de aquellos entretenidos en un buen libro, leyendo a la par y descifrando el mensaje de cada escritor.
En alguna ocasión sirvió de asistente y consejero para el escultor, que concentrado en su afán, llegó a llamarlo musa de la inspiración cada vez que susurraba un consejo a su oído.
Icaro pasó el tiempo muy entretenido, hasta que un día quedó atrapado en el siguiente monólogo:
Si el mundo está hecho con los materiales del universo y el hombre está hecho a semejanza de Dios.
Si el hombre hace su voluntad sobre la materia, la palabra, la pintura, la escultura y todo lo que llama Arte, imponiéndose con tenacidad hasta quedar satisfecho con las obras que crea...
¡Entonces Dios es también un artista! ya que impone su voluntad sobre las galaxias, las estrellas y los planetas, sobre los animales y las plantas, sobre formas de vida que el hombre ni siquiera imagina o logra intuir.
Él llena de color el vacío como un lienzo es abordado por el pintor.
Da fondo y forma a cada una de las galaxias amasándolas y estrujándolas hasta que se forman las estrellas cual afanoso escultor.
Calcula cada una de las trayectorias de los planetas que graciosamente acompañan a las estrellas, cada ciclo es previamente calculado y su diseño es transmitido a la materia que le obedece.
Finalmente, escribe una por una las vidas de sus criaturas, entretejidas en la más fantástica novela, al tiempo que imagina, el hombre vive, los hombres viven y hacen.
Y cuando termina cada uno de sus libros, en la portada escribe su título favorito: Destino.
Desde que lo descubrió; Ícaro no deja de pensar que Dios es el artista supremo reconocido en todas las galaxias del universo, ya que el arte es la manifestación de la voluntad sobre la materia en cualquiera de sus formas: Pintura, escultura, arquitectura, biología, física, química, todo lo que el hombre entiende y lo que aún no le es revelado.
Por que aún antes que el hombre imagine, las cosas ya estan hechas.
Ya que Dios las ha creado de éste modo.
GABP. Elraiter.
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