viernes, 17 de octubre de 2008

El escritor y el maratonista

Estimados "Fanes" esta entrada se me acaba de ocurrir para compartirles cómo se escribe una novela utilizando una comparación con otra profesión, ya que le he estado dando vueltas en mi cabeza por un buen rato.

Un escritor de una novela es igual que un maratonista corriendo la prueba de 50Km. (42,195m)
Todo comienza un día... cuando Juan y Pedro deciden qué es lo que harán durante algunos años por delante en su vida. Uno decide ser un atleta de la mente y otro un atleta físico. Un escritor y un maratonista.


Por lo general ambos se influencian del mundo externo para tomar esta decisión. La ambición comienza con lo que ves a diario. El que quiere ser escritor le encanta enterarse de la vida a través de la lectura de los autores consagrados, se enamora de la forma en que la mente conduce las palabras, a veces seduce, otras tantas impone, pero es parte de lo irresistible que resulta el manejo de la cultura y una manera diferente de ver la vida.

Por otra parte, el que tiende a ser atleta se ve a sí mismo como un ser capaz de alcanzar las más grandes proezas físicas, quiere llegar a destacar al igual que sus ídolos consagrados en una olimpiada. La máxima demostración del dominio de la mente sobre el cuerpo humano. Lo enamora la voluntad desplegándose majestuosamente al dominar el cuerpo y en su mente resuena el lema: "Citus, altius, fortius" más alto, más rápido, más fuerte.

Ni escritor ni atleta nacen de la noche a la mañana, eso es imposible. Ya que es raro quien espontáneamente hace un buen escrito de 3 cuartillas, así como es raro el que corre en tiempos profesionales 800 metros en una pista. Ambos tienen que prepararse, ambos tienen que ejercitarse antes de demostrar sus habilidades, comienzan poco a poco y van avanzando hasta lograr sus metas.
El escritor debe haber vivido y vivido mucho; sea bueno, sea malo, eso no importa. Lo reflejará en su escritura más adelante. Y si no es el caso, debe haber leído tanto como para llegar a vivir a través de la lectura de un libro. Lo más importante durante este trayecto es que su mente tiene que llegar a ser como la del elefante; memorizará las situaciones, los lugares, las cosas, los sentimientos y también tiene que desarrollar la capacidad de describir lo que ha vivido para plasmarlo sobre el papel y lograr compartir su mirada, su forma particular de interpretar la vida.

Un maratonista debe hacer ejercicio... mucho ejercicio. El ha elegido convertirse en un especialista de esta disciplina, su cuerpo se desarrollará gradualmente y se transformará a si mismo del débil con mala condición a una armadura capaz de realizar las más grandes proezas. La mente en este caso no memoriza, con cada esfuerzo y objetivo superado se convence a si misma que no existen límites para lo que se imponga hacer. Quiere demostrarse que cada vez hará mejor las cosas, quiere demostrar que su cuerpo le obedece sin ninguna limitación.

Ambos, escritor y maratonista deciden que es tiempo de culminar en una obra toda su preparación, todo el trabajo invertido en silencio durante el largo tiempo de entrenamiento y aprendizaje. Finalmente el árbol ha de entregar su fruto. Uno decide escribir un libro, el otro en cambio se inscribe a un maratón. Las máximas pruebas de resistencia, cada una en su propia dimensión.
Juan buscará un tema, Pedro una ruta. Seleccionarán el camino que les resulte más apegado a su sueño. Juan habrá recopilado toneladas de letras e información dentro de su mente. Pedro habrá sudado ríos a través del cuerpo. Tras las letras y el sudor hay una historia, hay un deseo, una gran ambición que no deja descasar a ninguno de ellos.

KM Cero

Ambos en el KM Cero tienen muchas cosas en común. Existe dentro de ellos la ansiedad, el sueño, las ganas, el coraje y el empuje. Pero lo que los caracteriza es que a ambos les encanta platicar dentro de su mente y que los dos buscan la aceptación social del medio que les rodea.
Los dos quieren llegar a la meta. Se han preparado tanto y mentalizado para que este hecho suceda que no son conscientes ya de todos los sacrificios para estar en este momento. Lo que ambos quieren es comenzar a hacer pedazos el sueño y convertirlo en realidad.

KM Cero al Diez.

Inicia cada uno en su afán. Por un lado Juan comienza golpeando con seguridad cada tecla de su máquina de escribir, en cambio Pedro golpea cadenciosamente cada centímetro del asfalto en la pista. Se sienten pletóricos, están más emocionados por estar ahí que conscientes del momento que están disfrutando. Las ideas corren a mil por hora dentro de la mente de Juan y Pedro desea correr al máximo para tomar ventaja al pelotón, pero ambos han aprendido del dicho que dice: "por mucho que madrugues, no amanece más temprano" saben que deben racionarse, saben que no deben agotarse a las primeras de cambio, saben que deben dominar las letras y las piernas a través de la mente.

KM Diez a Veinte.

El mundo no es fácil. Todas las cosas no son fáciles de hacer, porque si así fuera, cualquiera las haría. Esto es lo que la mente de ambos platica con ellos, los dos comenzaron pletóricos, llenos de deseo... pero el correr de los metros y las hojas tarde o temprano merman su propósito.

Comienzan a sentir dificultad al sacar cada palabra, al recorrer cada centímetro. La psique comienza a jugarles malas pasadas. La mente entonces se parte en dos al igual que el Ying y el Yang chinos, comienza la batalla dentro de sus cabezas.

"Para que te metiste en esto" "quién te dijo que podrías ser escritor" "haz notado que la historia está decayendo y cada vez más se pierde el interés"

“Estoy pensando que tal vez no soy tan fuerte como me imaginaba" "tal vez todos aquellos que me tacharon de débil tenían razón" "cada vez mis pasos son más lentos y me cuesta trabajo levantar la velocidad en la zancada"
Y la otra parte de la mente contesta:
No. no, no... No voy a renunciar.
"Hay que mejorar... hay que lograr que estos personajes cobren vida, de otra manera simplemente será una mediocridad."
"Tengo que alcanzar a los de adelante... debo bloquear el cansancio y concentrarme en aumentar la velocidad. A mí nadie me dejará atrás"

KM Veinte al Treinta.

En un maratón falla la voluntad, en una novela falla la memoria.
Es un momento delicado, la mente ha dejado de ser optimista y se escurre poco a poco del buen ánimo del principio a un estado de realidad negativa. Cuando todo está en contra y casi nada ayuda a salir adelante. El escritor ya no luce con sus palabras, el maratonista ha dejado de ser destacado. Ambos se concentran en la resistencia, mantener el paso antes que perderlo. Avanzar presuroso y no sosegado. Continuar por el orgullo, antes que claudicar.
“Hace días que los borradores no logran quedar como lo deseo... creo que debí tomar otros derroteros en la historia; todo hubiera sido más fácil" "Seguramente hay otros escritores con historias parecidas a esta, pero infinitamente mejores."
"Eso no hay forma de saberlo" "Ahora terminas... porque el hubiera no existe. Porque solo los grandes logran sacar una gran historia de donde los demás han abandonado, porque ese es su ejemplo, porque esto es lo que elegiste hacer y abandonarlo sería un fracaso del que te arrepentirías toda la vida "

"Hace un par de kilómetros que las piernas comenzaron a molestarme, no había sentido este tipo de dolor en los entrenamientos, las siento adormecidas y tal vez más adelante ya no me respondan" "Nunca te habían dolido así porque no había con quien compararse, porque ahora tienes adversarios que vencer, porque ahora no estás solo alrededor, ahora los demás te están obligando a mejorar el paso... pero tienes una opción, ¿por qué no claudicas? tal vez en el siguiente maratón te valla mejor"
"Tengo que sacar ventaja de cada error de los adversarios, porque ya no me puedo salir de la pista. La vergüenza de la derrota no la soportaría ante mis padres y mis hermanos. No he venido a hacer el ridículo, todos estarán orgullosos de lo que haré... seré más fuerte que el cansancio."

KM Treinta al Cuarenta.

Los ganadores nunca renuncian, en cambio los que renuncian... nunca ganan. Ahora la mente cambia de posición y abandona la realidad negativa para discurrirse en una realidad ilusoria. Se dejan atrás las ataduras, comienza a sublimarse el ser, al auto motivarse para terminar. Porque ya es más fácil seguir adelante, porque la meta ha dejado de pensarse como un punto lejano y se percibe cerca. Ambos están cansados, los dos luchan por mantenerse y obligarse a avanzar.

"Ahora este personaje comenzará el cataclismo... entrará por aquí, reaparecerá por allá, nadie espera que desencadene el final" "aprovecha esta tanda creativa, no dejes escapar cada palabra, atrápalas y escríbelas, la novela está tomando forma."
"Tengo que aprovechar cada error de los adversarios, por cada uno que caiga yo estaré más cerca del éxito, la carrera está cerca de terminar" "Es momento de apretar el paso, es momento de dejar a todos estos atrás"

KM Cuarenta y Metros Finales.
La emoción de estar cerca de terminar es tan cegadora como la recta final para alcanzar un orgasmo. Porque al pensar en todo lo que ha quedado atrás, el resto es insignificante. Son los momentos más importantes dentro de las dos pruebas, una mala decisión puede frustrar tanta lucha y esfuerzo. El escritor debe aguzar sus sentidos, encontrar el momento exacto de terminar el escrito al igual que el torero ejecuta la suerte suprema, ni un pase más, ni un movimiento de menos. El corredor tiene que aventajar, tiene que dosificar sus últimos ánimos para lograr los rebases oportunos, tiene que buscar el momento adecuado para dejar atrás a cada uno de sus contrincantes y ejecutarlo en el momento preciso, por que las curvas nunca volverán a ser iguales y las oportunidades se toman o se desperdician.

"La novela cumple con los que me he propuesto, un tema que me es importante transmitir, los personajes tienen personalidad propia, el argumento es entendible y atrapa a el lector (Presentación, nudo y desenlace), El marco escénico es creíble y bien ambientado para no provocar confusiones y como está de moda actualmente, el tiempo es muy breve, unos cuantos días en la historia bastan para dar a entender lo que buscaba."
"Solo faltan unos metros, todo el trabajo al fin tendrá su recompensa, los entrenamientos me han hecho fuerte, las horas extra me han ayudado a vencer mis limitaciones, pero lo que más me satisface es dejar atrás a cada uno de los rivales a mi paso. Solo queda un puñado delante de mi... es hora de sacar el último esfuerzo y dejarlos mordiendo el polvo."

La Meta.

Al concluir la prueba para ambos, llega la emoción de saberse vencedor, no contra los demás, no contra el mundo, haberse vencido a sí mismos... Eso es lo que en el fondo reconforta, eso es lo que a ambos les alimenta. Se consagraron a la búsqueda de que los demás los aprueben, que los demás los reconozcan, que cuando menos lleguen a ser importantes para un grupo de personas. Por que eso es lo que los hace idénticos, tanto el escritor como el maratonista buscan que los demás les reconozcan, que los demás los acepten.

Y también es por ello que no existe escritor que no ambicione ser un best seller al igual que no hay competidor que se conforme con siempre competir para fracasar.
Son mentiras mediocres quienes dicen que escriben por placer, o los que dicen que lo más importante es competir aunque no se gane.
Todo escritor anhela llegar a ser conocido así como cada atleta desea ganar alguna competencia. Y ambos "cada vez más alto, cada vez más rápido, cada vez más fuerte".

Me encantaría haberles ayudado a entender cómo es el proceso para escribir una novela.

[Saludos]

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